Héctor tiene una fijación, quiere convertirse en el mayor director de cine de la historia. Se ve en posición de compararse con Orson Welles y emularlo en todas sus facetas. Sólo tiene una pequeña diferencia con Welles, la más absoluta e irremediable torpeza e incapacidad para realizar cualquier faceta artística sin llevarla al más absoluto desastre.